jueves, 21 de agosto de 2014

6. Mes del Padre de la Patria: El Conductor



Conductor, estuvo en contacto con hombres de distintas categorías sociales; pasó por entre las filas de sus regimientos vencedores, y como “un instrumento accidental de la justicia”, distribuyó responsabilidades, asignó jerarquías y estructuró Estados. (1)



-  La historia y la experiencia de nuestra revolución me han demostrado, que jamás se puede mandar con más seguridad a los pueblos que después de una gran  crisis.


- Estoy firmemente convencido, que los males que afligen a los nuevos Estados de América no dependen tanto de sus habitantes como de las constituciones que los rigen. Si los que se llaman legisladores en América hubieran tenido presente, que a los pueblos no se les debe dar las mejores leyes, pero sí las mejores que sean apropiadas a su carácter, la situación de nuestro país sería diferente.


- El empleo de la fuerza, siendo incompatible con nuestras instituciones, es, por otra parte, el peor enemigo que ellas tienen.


- Todo cálculo en revolución es erróneo; los principios admitidos como axiomas son, por lo menos, reducidos a problemas. Las acciones más virtuosas son tergiversadas y los desprendimientos más palpables son actos de miras secundarias; así es que no puede formarse un plan seguro, y al hombre justo no le queda otro recurso, en medio de las convulsiones de los Estados, que proponerse por parte de su conducta “obrar bien”; la experiencia me ha demostrado que ésta es el ancla de esperanza en las tempestades políticas.


- No soy de los que creen que es necesario dar azotes para gobernar, pero sí, el que las constituciones que se den a los pueblos estén en aptitudes y género de vida.


- Mi barómetro para conocer las garantías de tranquilidad que ofrece un país, las busco en el estado de su hacienda pública y, al mismo tiempo, en las bases de su gobierno.


-Un buen gobierno no está asegurado por la liberalidad de sus principios, pero sí por la influencia que tiene en la felicidad de los que obedecen.


-No se debe hacer promesa que no se pueda o no se deba cumplir.


-La marcha de todo Estado es muy lenta; si se precipita, sus consecuencias son funestas.


-Protesto a nombre de la independencia de mi patria no admitir jamás mayor graduación que la que tengo, ni obtener empleo público, y el militar que poseo renunciarlo, en el momento en que los americanos no tengan enemigos.


- No nos ensoberbezcamos con las glorias, y aprovechemos la ocasión de fijar la suerte del país de un modo sólido y tranquilo.


- La religiosidad de mi palabra como caballero y como general, ha sido el caudal sobre el que han girado mis especulaciones. 



Extraído de “El Legado de San Martín”, Año del Libertador General San Martín. Comisión Nacional Ley 13661. Los pensamientos, máximas y sentencias del Gran Capitán contenidos es esta publicación están extractados de las cartas y oficios que integran el “Archivo de los Documentos del General San Martín”, publicados por don Alejandro Rosa; la “Correspondencia del General San Martín”, recopilada por don Adolfo P. Carranza; documentos existentes en el Archivo General de la Nación, y otras fuentes de consulta igualmente responsables.

Compilado por Guardaparque Roberto Tobares

No hay comentarios:

Publicar un comentario