Que el aire es una de las necesidades básicas de la vida sobre la Tierra es un hecho conocido. Lo que quizás no se ha valorado es hasta qué punto necesitamos el aire más que el agua o los alimentos
Una persona normal toma 2,5 litros de agua y cerca de 1,5 kg de alimentos por día, pero en ese mismo tiempo requiere entre 15 y 20 kg de aire atmosférico, esto equivale a un volumen de alrededor de 12 mil litros. Podemos seleccionar casi siempre el agua que bebemos y los alimentos que ingerimos, pero no podemos hacer lo mismo con el aire que respiramos.
Ni siquiera podemos prescindir de él por más de 3 minutos. La quinta parte del aire que consumimos es oxígeno, sustancia absolutamente necesaria para mantener la vida. Si nuestro sistema respiratorio nos sirve para transportar oxígeno hasta la última célula viva de nuestro cuerpo, también lo hace para tomar de la atmósfera sustancias tóxicas.
El smog, esa "película" casi imperceptible que como un difuso humo flota permanentemente en el aire que nos rodea, en especial en las ciudades grandes, es producto de la contaminación del aire provocada por los automóviles, las fábricas y los gases que originan decenas de productos que utilizamos a diario. Muchos desconocen o se niegan a reconocer que la polución ambiental está envenenando nuestros alimentos, nuestra agua, nuestro aire y nuestros cuerpos. Por sus partículas contaminantes además de ser muy tóxica para los animales y las plantas, afecta nuestros pulmones y particularmente a las personas que padecen asma, enfermedades bronquiales o alérgicas.
La polución ambiental o contaminación del medio ambiente causada por los escapes de los autos y las sustancias desprendidas por las industrias que no están ubicadas en zonas alejadas de los centros urbanos y las emanaciones de los productos usados domésticamente es causante de un notable incremento de personas alérgicas en todo el mundo.
El peligro va en aumento y afecta cada vez con más virulencia nuestra calidad de vida. Para tomar conciencia es necesario saber que en la actualidad hay más de 400 millones de autos en el mundo. Mientras estos queman nafta y aceite producen aproximadamente el 10% de los gases de invernadero que se lanzan a la atmósfera anualmente, entre ellos el que se encuentra en mayor porcentaje es el dióxido de carbono.
Es hora de que tomemos conciencia que la contaminación del aire que respiramos (considerado ya un recurso finito) no es un problema ajeno a nuestra vida. Por lo tanto debemos comprometernos formalmente a tomar las medidas necesarias, para que tanto desde lo individual como desde lo colectivo, podamos revertir la situación. ¿De qué manera? Cambiando ciertas costumbres podremos hacer un valioso aporte individual para contribuir a evitar la contaminación.
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